Entrevista

El superventas Steve Smallman: «Los niños tienen un sentido de la justicia muy profundo»

«Están muy seguros de lo que piensan. Si algo no les gusta, o te ignoran o te lo dicen»

«Antes de dormir, no hay nada como un cuento en papel, donde está la calidez, no en una pantalla»

Steve Smallman, autor del famoso cuento 'La ovejita que vino a cenar': "La idea surgió cuando me hice mayor"

B. Ramon

Redacción

El ilustrador y escritor de cuentos infantiles Steve Smallman ha vendido en España casi medio millón de libros de la colección La ovejita que vino a cenar y este sábado el autor superventas participa en Mallorca en el festival Tinta Il·lustre, donde leerá su cuento a las 11,30 horas y firmará ejemplares en el Museu del Fang (Marratxí).

¿Cómo nació la amistad entre un lobo y una ovejita?

Es el primer cuento ilustrado que escribí, hace mucho tiempo, y la idea surgió cuando me hice mayor y mis hijos también. Yo quería seguir haciendo cosas que a ellos ya no les gustaba, como saltar en los charcos, algo que a mí me continúa encantando. Así que comencé a escribir una historia sobre un personaje mayor y uno joven y pensé: Hagamos que sean dos animales que normalmente no se llevarían bien, como un lobo y una ovejita. Uno piensa que cuando aparezca la ovejita, el lobo se la zampará enseguida, pero siempre hay una razón por la que no puede hacerlo. Al final simplemente se encariña de ella y no puede comérsela, porque tener un amigo encantador es mejor que tener una cena.

¿Qué aprende contando su cuento a los niños?

Es precioso compartirlo con ellos porque de inmediato sabes si has conectado. Los niños están muy seguros de lo que piensan de las cosas. Si algo no les gusta, o te ignoran o te lo dicen, por lo que contarles tu cuento en directo es una buena caja de resonancia para saber si lo has hecho bien.

Las generaciones anteriores siempre hemos visto al lobo como el malo del cuento. ¿Qué ha cambiado?

Creo que tenemos una visión estereotipada del lobo, así que está bien darle la vuelta. Este lobo es un blando, está un poco solo y es encantador, pero quienes aún no conocen La ovejita que vino a cenar ni el resto de cuentos de la serie no lo saben.

Steve Smallman, ayer en las jornadas profesionales del festival Tinta Il·lustre. | B. RAMON

Una escena del cuento de Steve Smallman. / Editorial Beascoa

¿Cuál es la clave para hacer reír a un niño?

Que me haga reír a mí mismo. Y como mi nivel intelectual es el de un niño de tres o cuatro años, funciona. Hay cosas de las que me reía cuando era pequeño que siguen divirtiéndome, como los ruidos groseros. Es que soy tonto, creo que es eso. No se puede ser demasiado complicado con los niños, sino que hay que hallar algo que puedan captar de forma inmediata, sin pensar.

La inteligencia emocional es una de las características de sus libros. ¿Es básico introducirla desde la primera infancia?

Yo simplemente escribo, sin forzar la moraleja ni nada por el estilo, porque si sermoneas, la historia no funciona. Ideas como la amistad y la empatía pueden envolverse en un cuento sencillo y son muchísimo más efectivas. Los niños tienen un sentido de la justicia muy profundo, saben qué está bien y qué está mal, como que alguien les regañe sin haber hecho nada malo o que les digan que el lobo es asqueroso cuando ven en el cuento que no es así y la ovejita también lo ve.

Al último animal de la serie, el armadillo, no le gustan los abrazos. ¿Qué diría a los niños a quienes tampoco les gustan?

Que no pasa nada, no tienen por qué gustarles. Puedes chocar los cinco, dar la mano o saludar y todo está bien. Aunque cuando te gustan, y a mí me gustan mucho, son muy especiales, brillantes, porque te hacen sentir seguro y querido, y eso es mágico.

¿Qué aprendizaje traerá el futuro personaje, el elefante?

No puedo avanzar mucho, pero el cuento está relacionado con no dar las cosas por sentadas. Otra vez los estereotipos. Y no creer todo lo que oyes, ya que hay un personaje muy mandón que piensa que lo sabe todo y está completamente equivocado.

¿Los perros y gatos vendrán a cenar o son muy comunes?

Probablemente no. Existen más posibilidades de que vengan otros animales más inusuales y tenemos una larga lista. Además, los gatos son muy gruñones. Tal vez podría darle la vuelta y que gradualmente aprenda que no es una buena forma de ser.

Como ilustrador, ¿siente que hoy en día tiene que competir con las pantallas digitales?

Usándolas me siento como un dinosaurio porque soy de la vieja escuela, lo dibujo todo a mano. Respecto a la convivencia con los libros, hay sitio para ambos, pero antes de dormir no hay nada como un cuento en papel, el de verdad, donde está la magia, la calidez, no en una pantalla.

La ovejita y el lobo cenando sopa de verdura

La ovejita y el lobo cenando sopa de verdura / Editorial Beascoa

Suscríbete para seguir leyendo